Una minoría de vuelos, el 3%, es responsable de generar el 80% del calentamiento causado por las estelas de condensación. Modificar las trayectorias de estos pocos vuelos podría reducir el calentamiento global por estelas de condensación en más de la mitad antes de 2040.
Modificar los planes de vuelo de muy pocos vuelos para evitar las estelas de condensación podría reducir a la mitad el calentamiento por las estelas de condensación de aquí a 2040, según un nuevo estudio del grupo ecologista Transport & Environment (T&E).
Evitar las estelas de condensación es una solución especialmente barata, ya que costaría tan solo 4 euros por vuelo.
Las líneas blancas en el cielo creadas por los aviones se conocen como estelas de condensación y tienen un efecto neto de calentamiento del planeta, al menos tan importante como el causado por las emisiones de CO2 de la aviación. En este sentido, una minoría de vuelos, el 3%, es responsable de generar el 80% del calentamiento causado por las estelas de condensación. Modificar las trayectorias de estos pocos vuelos podría reducir el calentamiento global por estelas de condensación en más de la mitad antes de 2040. T&E advierte que, aunque evitar las estelas de condensación conllevaría importantes beneficios climáticos, no hace menos urgente reducir las emisiones de CO2 del sector de la aviación, cuyo impacto en el clima sigue siendo tan significativo como antes.
Cambiar las trayectorias de vuelo para evitar las estelas de condensación sólo ocurriría en un número muy pequeño de vuelos y sólo durante una pequeña parte del trayecto. El combustible adicional consumido para evitar las estelas de condensación sería de tan sólo un 0,5% en toda la flota a lo largo de un año. Y en esos pocos vuelos en los que se cambian las rutas, se puede evitar el calentamiento de las estelas de condensación en un 80% del vuelo, con un consumo adicional de combustible del 5% o menos.
Según el análisis de T&E, los beneficios climáticos derivados de evitar las estelas de condensación serían siempre mayores que la penalización climática derivada de las emisiones adicionales de CO2. Los beneficios climáticos serían entre 15 y 40 veces mayores que la penalización [1] por CO2, suponiendo unas emisiones de CO2 adicionales y unos niveles de precisión que ya se alcanzan hoy en día en las pruebas de vuelo. Se espera que estos beneficios aumenten a medida que avance la tecnología.
La geografía y la latitud del vuelo influyen mucho en el calentamiento de una estela de condensación. Los vuelos sobre América del Norte, Europa y la región del Atlántico Norte representaron más de la mitad del calentamiento global de las estelas de condensación en 2019. La hora del día también influye en los efectos climáticos de las estelas de condensación. Las formadas por vuelos vespertinos y nocturnos tienen la mayor contribución al calentamiento. La estacionalidad también es importante: las estelas de condensación más cálidas tienden a producirse en invierno.
Carlos López de la Osa, responsable técnico de aviación, ha explicado: "Al sector de la aviación se le ofrece una forma sencilla y barata de reducir su impacto climático. Algunos actores del sector exageran la incertidumbre científica de las estelas de condensación cálidas, pero los beneficios climáticos de evitar las estelas de condensación son enormes y las soluciones mejoran día a día. Identificando los pocos vuelos que provocan el calentamiento de las estelas de condensación y modificando sus rutas de vuelo, podemos tener un efecto inmediato sobre el calentamiento de las estelas de condensación. Así que no discutamos más sobre si tenemos que hacerlo, sino sobre cómo hacerlo».
Evitar las estelas de condensación es especialmente barato, como solución climática. Utilizando una estimación conservadora, el estudio concluye que en un vuelo de Madrid a Los Ángeles, costaría menos de 4 euros (3,45€) desviar el vuelo para evitar la estela de condensación [2]. Este precio tiene en cuenta el combustible extra y todas las tecnologías asociadas a la evitación de la estela de condensación (sensores de humedad, satélites, etc.). Por tonelada de CO2 equivalente reducida, esto es más de 15 veces más barato que otras soluciones climáticas como la captura y almacenamiento de carbono. Evitar las estelas de condensación también es una solución que podría implantarse a gran escala en la próxima década, siempre que se tomen medidas decisivas.
Aerolíneas, empresas emergentes y otros agentes ya están poniendo en práctica la prevención de estelas de condensación. En 2023, se realizó una prueba en 70 vuelos en la que se redujo el 54% de la formación de estelas de condensación, con una penalización estimada del 2% en el consumo de combustible de la flota. Para garantizar que la prevención de estelas de condensación se despliegue a gran escala, T&E recomienda que las estelas de condensación también se controlen en todos los vuelos con origen y destino en la UE a partir de 2027 y que los reguladores preparen el espacio aéreo europeo para la inclusión de la prevención de estelas de condensación. La UE debería dar prioridad a la financiación de la investigación para evitar las estelas de condensación y ofrecer incentivos a las aerolíneas y fabricantes pioneros, hasta que estas tecnologías se conviertan en estándar.
"Hay muy pocas soluciones climáticas que puedan aplicarse con tanta rapidez, a tan bajo coste y con escaso impacto para la industria y los consumidores. Ahora necesitamos un gran avance para evitar las estelas de condensación en el que los responsables políticos y la industria de la aviación trabajen codo con codo para conseguirlo. Hay que actuar ahora para que dentro de 10 años nuestros cielos estén libres de estelas de condensación. Es la oportunidad climática de la década», concluye Carlos López de la Osa.
Los efectos no CO2 de la aviación, como los óxidos de nitrógeno y las estelas de condensación, calientan el planeta al menos tanto como el CO2 de la aviación. Las estelas de condensación, creadas por los aviones que vuelan a través de aire frío y húmedo, son el efecto no CO2 más importante de la aviación. La mayoría de las estelas de condensación se disuelven en pocos minutos, pero en determinadas condiciones pueden persistir en la atmósfera, extenderse y convertirse en nubes cirros artificiales con un efecto neto de calentamiento. En el año 2018, un estudio histórico estimó que la fuerza radiativa efectiva de las estelas de condensación era mayor que el impacto de calentamiento de CO2 histórico emitido por el sector desde 1940.
Nota para los editores:
Para este estudio se han hecho una serie de suposiciones conservadoras. Estos supuestos dan como resultado unos costes estimados de la prevención de estelas de condensación entre 3 y 10 veces superiores a los de otras fuentes, y unos beneficios climáticos inferiores. Con hipótesis menos conservadoras, los costes serían menores y los beneficios para el clima mayores, lo que supondría un argumento cada vez más sólido a favor de la prevención de estelas de condensación.
[1] Algunos estudios muestran que el beneficio sería más de 100 veces superior a la penalización por CO2.
[2] El sobrecoste se aplicaría a todos los vuelos, incluso a los que no provocan estelas de condensación
España es el segundo país de la UE que más dinero deja de ingresar por los privilegios fiscales del transporte aéreo, por detrás de Francia.
Ninguna empresa española se compromete a reducir los vuelos de negocios, según un nuevo ranking de emisores de viajes aéreos corporativos publicado po...